Una Boca Inteligente

Sí.

Así es estimados lectores.

Los dientes están vivos y también sienten.

Todos sabemos que los dientes nos pueden llegar a doler, esto se debe a que los dientes no son masas sólidas como piedras que solo siven para masticar. No amigos. Los dientes guardan en su interior un paquete vasculonervioso que los nutre y los hace capaces de sentir dolor, como cualquier órgano de nuestro cuerpo, poseen vida y son susceptibles a enfermedades.

Es por los nervios que albergan nuestros dientes, que cuando tomamos algo frío o algo caliente sentimos ese calambre que nos hace enchinar la cara.

Y no solo eso, sino que los dientes también poseen reflejos y saben qué pueden masticar y qué no. Por eso cuando estamos comiendo, si sentimos una piedrita en nuestros frijoles, abrimos la boca en seguida. Esto se da porque nuestros dientes detectan que hay algo que podría lastimarnos y mandan la señal al cerebro de detener la masticación para que podamos ubicar el objeto que no debería estar dentro de la boca, acto seguido, sacamos la piedrita y continuamos masticando.

La lengua, una detective eficiente.

Nada mejor para descubrir algo que está fuera de su lugar que la lengua.

La lengua es un músculo que nos sirve para diferenciar sabores y también cumple un papel muy importante en la deglución.

No me dejarán mentir, estimados lectores, que cuando tenemos esa cáscara de palomita atorada entre los dientes, es la lengua la primera que está allí jugando la cascarita y no la deja en paz hasta que la retiramos.  

Una Boca Inteligente

Para finalizar, la boca es una parte más de nuestro cuerpo, cuyos componentes nos ayudan a comunicarnos, no solo por medio del habla sino también por nuestras expresiones faciales, a comer, tragar, disfrutar de los alimentos y hasta a digerir nuestros alimentos, pues la digestión inicia en la boca y mantenerla sana, nos ayuda a tener un cuerpo sano también.